Sabemos cuándo
empezó, cuándo termina solo Dios sabe.
Desde el propio 12 de febrero, cuando acompañamos a
los estudiantes, me rosó una bala (no era un perdigón) Los chamos nos
protegieron por ser Sras. De cierta edad (dicen esto para no llamarnos viejas)
los mismos médicos de mi grupo me auxiliaron. Pero otros que tuvieron heridas
profundas, fueron llevados a la clínica Canaval. Esto me detuvo por unos días,
pero el 17 regresé a la calle con una venda en mi herida. No es que los
Estudiantes necesiten que los organicen, esos chamos saben más que nosotros; a
los que hay que organizar es a los grupos de ciudadanos. Me fui a Caracas y
vivimos horas terribles, nos tiraron gas del bueno, como decía el maldito
Muerto del cuartel de la montaña. Me
regrese por indicación médica, para tratamiento pues mis pulmones no dan para
más (eso dicen los médicos) El 26 me fui a la manifestación, de mujeres por la
paz. Ahí no nos lanzaron gases, pero en la noche le cayeron encima a los
estudiantes, y como mi grupo les suministra agua y comida; volvimos a llevar
gas. El primero de marzo, nos concentramos frente a la catedral, mi grupo llegó
como siempre bien temprano, para organizar.
Hemos llenado las avenidas más grandes y anchas de
este país. La OEA, una mierda. La ONU, peor. Recibe a Luisa Ortega y a la “Defensora
del pueblo” (de Maduro) En que nos ayuda eso a los venezolanos, los sabios en política
dirán: Es que eso servirá en el futuro, para condenarlas a La Haya puesto que
fueron a mentir a la ONU. No, me jo-dan. La situación del país amerita una
solución en tiempo real, nuestros jóvenes son asesinados; acosados y
torturados. ¿O es que los organismos Internacionales no tienen twitter? Ahora dice
UNASUR que vendrá a Venezuela; para mediar. Más mierda para este patio, ese
organismo solo nos ve, como un barril de petróleo; como seres humanos les
importamos un carajo.
Me rompieron cámara, celular y hasta el morral donde
los llevaba.
Esto es lo de menos, yo no necesito tomar fotos, lo
que necesito es seguir luchando. Cada día que pasa, me siento más fuerte que
antes. Siempre pensando que cuando nos tiráramos a la calle, nos iban a
masacrar; ahora que ya lo hemos comprobado: No podemos dejar la calle hasta que
este régimen salga completo, ellos y sus esbirros cubanos. Las muertes de esos
estudiantes y ciudadanos de la sociedad civil, habrían sido en vano si paramos.
Adelante siempre, retroceder jamás.